INTRODUCCIÓN
A medida que avanzaba el siglo XIX, en muchos países de Europa se extendió un sentimiento nacionalista que aspiraba a desarrollar la identidad cultural de los pueblos de los antiguos imperios. En aquella época, la cultura austro-alemana prevalecía en el viejo continente y la música producida a lo largo de los siglos de forma escrita en Italia, Francia y Alemania se consideraba universal. Hasta principios del siglo XIX, países como Rusia, Polonia, los países escandinavos, España y Portugal habían conocido y apreciado la música universal (clásica) a través de muchos artistas que se habían trasladado desde Italia, Francia y Alemania a las cortes de lo que se consideraban lugares musicalmente periféricos en relación con la tradición occidental de la música culta.
La necesidad de afirmar una producción musical nacional estuvo, en algunos casos, vinculada a movimientos independentistas que luchaban por la unidad nacional, en otros, al deseo de construir una cultura propia fuerte, con fronteras bien definidas; en otros aún, se configuró como la superación de crisis profundas, resultadas de la pérdida de territorio y prestigio. En todos los casos, el impulso hacia la construcción de una identidad nacional fue muy fuerte. Se refería tanto a los aspectos políticos como culturales de los países y los pueblos. El nacionalismo musical fue más que un argumento. Los compositores introdujeron en su música canciones y danzas tradicionales, compusieron sus melodías utilizando elementos de música popular, como escalas y ritmos.
Incluso en la España de finales del siglo XIX, el desastre colonial de 1898 fue objeto de reflexión para toda una generación de españoles. Una tendencia regeneradora de los valores característicos del pueblo español se dejó sentir en todas las artes. Así, en la literatura, la llamada «Generación del 98» reunió a escritores como Unamuno, Baroja, Valle-lnclán, Azorín, Maeztu y Machado, en cuya obra es evidente la preocupación por la decadencia de España.
La búsqueda de una conciencia nacional española también condicionó fuertemente el renacimiento de la música basada en el folclor. Las principales características que definen el nacionalismo musical español son:
- Conexión con los ideales de revalorización nacional expresados por los escritores de la generación del 98.
- Creación de un nuevo lenguaje musical extraído de las raíces folclóricas.
- Notoria influencia de la música oriental como consecuencia del legado de la cultura árabe.
- Reivindicación de la importancia de la guitarra, elevada a la categoría de instrumento sinfónico.
- Escritura pianística en una primera fase que, posteriormente, se convierte en orquestal.
- Aumento del nivel sinfónico debido al interés en producir y difundir música nacional.
El TEMA DE LA XIX EDICIÓN
El tema de la XIX edición del Cartagena Festival de Música es: EL CANTO DEL MAR. La música y la construcción de la identidad nacional en la Península Ibérica (siglos XIX y XX).
La elección del tema para esta edición del Festival, EL CANTO DEL MAR, pretende destacar, a través de su programación, los principales elementos y compositores que, con su obra, contribuyeron a dar identidad a la música de la Península Ibérica en el siglo XIX y principios del XX. En el nacionalismo musical español pueden distinguirse dos fases. La primera, con Isaac Albéniz y Enrique Granados como principales representantes, fue una fase de asimilación. La segunda, con Manuel de Falla y Joaquín Turina, fue una etapa de madurez que se desarrolló ya en la primera mitad del siglo XX.
DESARROLLO DEL TEMA EN LA PROGRAMACIÓN DE LA XIX EDICIÓN
El punto central del programa es la música de España y Portugal en el siglo XIX y principios del siglo XX. Será el hilo conductor que ayudará a captar la aparición de los elementos nacionalistas en la producción de muchos compositores importantes como: Isaac Albéniz, Enrique Granados, Joaquín Turina, Manuel de Falla, Joaquín Rodrigo, entre otros, compositores cuya música, de diferentes formas y maneras, bebía de las tradiciones y paisajes populares de las zonas de Andalucía, Cataluña, etc., y que por primera vez, en la segunda década del siglo XIX, se proponía como una producción nacional, fuertemente caracterizada, y portadora de valores identitarios.
Algunas obras de estos compositores son bien conocidas y forman parte del repertorio regularmente interpretado en las salas de concierto, como el Amor brujo, El sombrero de tres picos, Noches en los jardines de España de De Falla, o, Goyescas de Granados, o el Concierto de Aranjuez de Rodrigo, o Iberia de Albéniz. Otras son menos conocidas, pero de gran interés histórico y artístico.
Junto a obras de compositores ibéricos del siglo XIX y principios del XX, se presentarán algunas obras de músicos canónicos de la historia de la música (Liszt, Boccherini, Scarlatti, Ravel, Lalo, Rimski-Korsakov), en las que se percibe la influencia de los ambientes y rasgos estilísticos de la música popular española.